Rafael Torres, 50 años dedicados a la fabricación de implementos para boxeo
Este bogotano comenzó con su propia marca en 1973, luego de retirarse como púgil activo.
Cincuenta años confeccionando implementos para boxeo acumula Rafael Torres, un expúgil bogotano, cuyo nombre y apellido se ha convertido en una marca reconocida a nivel nacional en la venta de artículos para la práctica del deporte de los puños.
Torres alcanzó a hacer siete peleas profesionales hasta que, en 1973, decidió retirarse y dedicarse a la fabricación de guantes, guantines, sacos, protectores de cabeza y de genitales.
“Me inicié arreglando los guantines y lo primero que hice fue una perita de tablero”, cuenta a Boxeo de Colombia, Torres, quien se inició en la práctica del boxeo por influencia de su hermano, al cual le cargaba el maletín con sus implementos de trabajo.
La persona que más lo ayudó para comenzar su nueva faceta en el boxeo fue el entrenador mexicano Vicente Torres Navarro, quien hace más de medio siglo lo dirigió en las selecciones Bogotá. Entre los elementos que le trajo están unos guantes que, después de 50 años, conserva con devoción.
Rafael Torres asegura con orgullo que ha sido el primer boxeador en Colombia en pelear con su propia marca de guantes y de haber fabricado los primeros guantes profesionales en el país.
“Yo usaba unos guantes que decían Casanova y me puse a pensar qué marca le ponía a los míos. Partí el Rafael Torres por la mitad, pero quedaba como Ratón y no me gustó. Entonces me decidí por el Rafael Torres, y así se quedó”.
Recuerda que los guantes con su marca pasaron la prueba en la pelea de Rodrigo Valdés contra León Washington, en el coliseo El Campín, en 1973. Esos los cosió con hilo de nylon.
“En esto me han ayudado muchas personas, que dicen que me compren a mí porque los implementos que hago son buenos”, afirma Torres, quien se demora dos días fabricando un guante de buena calidad. También ofrece seis meses de garantía por defectos de manufacturación. Si al cliente se le daña, lo reemplaza por uno nuevo.
Considera que el secreto para hacer un buen guante es la precisión y que el éxito de la economía está en la cortada del cuero. Él trabaja con el cuero de confección, tipo exportación.
“Donde hay boxeo, allí estoy, así no me quieran, es lo que me gusta, lo que me apasiona y de lo que vivo”, relata Rafael, quien recuerda que ganó mil pesos en su pelea profesional. De estos le descontaron el porcentaje para su manejador y le quedaron 666 pesos con unos centavos, con los cuales pagó el arriendo y compró ropa para su esposa, para su hijo mayor y para él.
“El mejor vendedor que yo tuve fue Bonifacio Ávila, quien se hizo famoso por el kiosco ‘El Boni’, en Cartagena. Él estaba radicado en Canadá, me llamaba cada 30, 60 o 90 días, me mandaba el dinero y yo compraba el material. Luego me ponía el tiquete a Cartagena, viajaba me daba mi dinero y regresaba (a Bogotá)”, remata Torres, quien como boxeador fue un peso gallo natural.